jueves, 2 de enero de 2014

Bachillerato. Literatura. El barroco. Características generales.


El barroco

El término barroco es un adjetivo francés que se utiliza para nombrar la complicación de las formas artísticas.

Históricamente el Barroco es una época compleja, de grandes contrastes que abarca desde la muerte de Felipe II (1598) hasta la muerte de Carlos II (1700). Los reinados de Felipe III y Felipe IV son momentos progresivos de la decadencia española que se manifiesta en todos los aspectos de la vida. Se extiende a la política con el sistema de abusos y la corrupción de la administración; a la economía a causa de la hipoteca que tiene que sobrellevar el Estado a consecuencia de las guerras y los gastos oficiales; y a la sociedad con el aumento de los impuestos, las pestes y el hambre que acrecientan el pesimismo que tiñe el pensamiento de la época.

El hombre, según se piensa en el XVII, es un hombre en lucha, con toda la comitiva de males que a la lucha acompañan, con los posibles aprovechamientos también que el dolor lleva tras de sí, más o menos ocultos. En primer lugar, se encuentra el individuo en combate interno consigo mismo, de donde nacen tantas inquietudes, cuidados y hasta violencias que, desde su interior, irrumpen fuera y se proyectan en sus relaciones con el mundo y con los demás hombres. El hombre es un ser agónico, en lucha dentro de sí, como nos revelan tanto los soliloquios como las tragedias de Shakespeare, de Racine, de Calderón (…). “La vida del hombre es guerra consigo mismo”, dirá Quevedo. “Síguese no ser otra cosa nuestra vida que una continua y perpetua guerra, sin género de tregua o paz”, escribirá también Suárez de Figueroa. Estamos ante una visión de apariencia ascética que se extiende por toda Europa, pero que se desplaza hacia una afirmación del dominio sobre el mundo. (…)

Pero, además, los movimientos de oposición política, las rebeldías y conspiraciones, y, sobre todo, el hecho nuevo de que la guerra se haya constituido en un modo general y persistente de relacionarse los pueblos suscitan una concepción del hombre como sujeto en perenne y constitutiva pugna con sus semejantes.

José Antonio Maravall, La cultura del Barroco.

En el Barroco se pasa del optimismo propio del Renacimiento al desencanto general. De ahí que cambie la imagen que el ser humano tenía de sí mismo, lo que repercute en el arte y en la literatura.

Asistimos en esta época al triunfo de la Contrarreforma que produjo un mundo cerrado, envuelto en una concepción perpetua de pecado, que contrasta con la confianza en la naturaleza que había transmitido el Renacimiento. La sentencia de Hobbes, “el hombre es un lobo para el hombre”, cobra sentido, tanto en la vida social, como en plano ideológico.

El hombre ya no es el centro del universo, ahora no es más que un ser anónimo, que pugna contra el mundo que le rodea. Es duro el contraste entre la antigua concepción renacentista que abogaba por el goce de la vida y la nueva situación que se orienta hacia la búsqueda del equilibrio espiritual y de una profunda religiosidad para evitar el desengaño de la vida terrenal. Es una tensión constante: materia frente a espíritu, sensualismo frente a espiritualidad, lujo frente a miseria, refinado frente a chabacano.

Estos contrastes conforman un arte barroco marcado por el artificio. Se produce así la pérdida del equilibrio clásico, el deseo de originalidad, el desbordamiento expresivo y la preferencia por las líneas onduladas; elementos todos ellos que no son más que formas de luchar contra la inestabilidad de la vida.

En pintura, por ejemplo, conviven el tenebrismo y la sensualidad del color y la luz, en literatura los contrastes se suceden en la obra del propio escritor que puede presentar una imagen deformada de la mujer, mediante la mordaz caricatura, y, al mismo tiempo, recuperar la visión estilizada de ensalzamiento propia del Renacimiento.

 El tema del tiempo, verdadero drama del hombre barroco, cobra así una importancia capital porque enseña la peor lección del desengaño humano: que la vida no es más que un camino hacia un fin ineludible, la muerte.

La naturaleza ha hecho a los hombres tan iguales en las facultades del cuerpo y del espíritu que, si bien un hombre es, a veces evidentemente, más fuerte de cuerpo o más sagaz de entendimiento que otro, cuando se considera en conjunto, la diferencia entre hombre y hombre no es tan importante que uno pueda reclamar, a base de ella, para sí mismo un beneficio cualquiera al que otro no pueda aspirar como él. (…)

De esta igualdad, en cuanto a la capacidad, se deriva la igualdad de esperanza respecto a la consecución de nuestros fines. Esta es la causa de nuestros fines. Esta es la causa de que si dos hombres desean la misma cosa, y en modo alguno pueden disfrutarla ambos, se vuelven enemigos, y en el camino que conduce al fin tratan de aniquilarse o sojuzgarse el uno al otro.

Leviatan, Hobbes.

Los temas del Barroco:

a) Hacia lo trascendente, es decir, hacia la religiosidad y la otra vida. Destacan temas como:

-El tiempo, expresado, mediante reflexiones directas o motivos, como el reloj, las flores o el ubi sunt.

-El desengaño.

- Las lecciones morales.

-El valor de la vida y la muerte.

b) Hacia el mundo y los sentidos. En este grupo destacan:

-La exaltación de la belleza.

-La afirmación de la vida.

-La importancia del amor.

-El elogio de la naturaleza.

Otro tema muy común en el Barroco, que también permite acceder a la dualidad de tendencias es el del sueño.

Esa preferencia por el contraste se manifiesta en las figuras literarias: metáforas, comparaciones, hipérboles, oxímoron, etc.

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