El
botellón del viernes
El botellón del viernes M. Martín Ferrand
Aunque con menos talento creador, muchos de los jóvenes españoles de hoy se
comportan como si fueran herederos de Paul Verlaine. Este poeta lavaba sus penas y sus cuernos con
absenta - ajenjo le dicen con frecuencia nuestros muchachotes y muchachitas,
anulan sus esperanzas y disimulan su pereza a golpes de botellones
en los que sin mucho respeto al paladar, lo mismo caben el cubata, el calimocho
o la cerveza reforzada con algún aguardiente de relleno. El caso es "colocarse"
fuera de la realidad y, a mayor abundamiento, hacerlo con quiebra
a los supuestos del orden y concierto que entendemos mayoritariamente como imprescindibles
para la convivencia. Una dosis de rebeldía es tan imprescindible en
la juventud como el acné, pero estamos en plena sobredosis.
Los franceses, con bueno sentido común, prohibieron la fabricación de absenta hace
noventa años y así evitaron muchas intoxicaciones de metílico,
compañeras frecuentes de las forzadas ensoñaciones a las que empujaba el brebaje. Incluso aquí, paraíso
de la tolerancia nociva, ya hace años que dejó de producirse en la ribera
del Mediterráneo, donde estaban sus más fieles clientes. Ahora lo que se
lleva, ya digo, es el botellón y, como si se tratara de un pulso al principio
de autoridad que nunca debe olvidar un Gobierno, son varias las ciudades
españoles en las que vía Internet y SMS innominados jóvenes, dotados de
gran aparato y capacidad organizativos, convocan botellones para celebrar una
supuesta " fiesta de la primavera".
Me gustaría saber qué y quiénes se esconden tras esas provocadoras
convocatorias y supongo que Interior andará en la pesquisa, porque no es
admisible la hipótesis de su ingenua espontaneidad. De lo que se trata,
como en tantas ocasiones, es de romper el orden, de lanzar al aire una provocación
para que, independientemente de la reacción que pueda llegar a
provocar, se vaya degradando el fundamental principio de autoridad.
Aseguran algunos alcaldes que no disponen de una normativa específica para
evitar lo que puede llegar a ser una grave alteración al público. ¿Hace
falta? La autoridad, con
tanta prudencia como energía, exige en ocasiones la confrontación y,
incluso, la exhibición de la
fuerza. Este es uno de los casos. Ante la ocupación de los espacios públicos con desorden y
alboroto no hay vacío legal. Puede haber, o dejar de haberlos,
resolución y capacidad para que, aunque resulte impopular, no le quepa a
nadie la menor duda de que la calle es de todos y no concede exclusivas, vía
telefonillo portátil, a botellones de ningún género. Verlaine, por lo
menos, era rebelde en la intimidad de
los cafés.
Diario ABC 14-3-2006
Absenta. Licor alcohólico aromatizado con
ajenjo
Ajenjo: Planta perenne compuesta, cuyos
tallos, hojas, y flores despiden un fuerte olor y tienen un sabor muy amargo.
Paul Verlaine: Perteneciente a la Generación
del Simbolismo frances, junto a otros poetas como Baudelaire o Mallarme, esta
considerado uno de los excelsos "poetas malditos". Sus obras, marcan
los pasos de un incipiente Siglo XX.
El simbolismo francés tuvo como hacedor máximo a Stéphane Mallarmé y supuso
una revolución en el terreno del arte y de la poesía. Supuso una ruptura con el Positivismo y el
Realismo precedente. Verlaine -por su parte- se convertirá en el hacedor de ese
sentido musical que revela una palabra poética llena de sugerencias. Los símbolos desvelan una imagen
inédita y reveladora de la realidad.
Tema:
El texto que vamos a comentar se centra en la denuncia de los botellones. Según
el autor, el botellón juvenil es un acto incívico que atenta contra las normas
básicas de convivencia.
En
resumen, Martín Ferrand hace hincapié
en la necesidad de prohibir los
botellones. Compara la actitud de nuestros jóvenes con la realizada por Paul
Verlaine que se desinhibía, emborrachándose, al igual que hacen hoy en día los
jóvenes, que convocan macrobotellones invadiendo los espacios públicos. No se
sabe quiénes son los instigadores porque
los botellones se convocan, vía SMS y su única finalidad es provocar a las
autoridades. Puesto que coartan las
libertades al atentar contra el orden y ocupar espacios públicos deben
prohibirse aunque no exista ninguna legislación que lo regule.
Esquema
organizativo:
1. Introducción al tema: Los jóvenes de
hoy en día se comportan como Paul Verlaine.
1.1. Se “colocan” en espacios públicos,
organizando botellones.
1.2. Apelan al derecho a la rebeldía social.
Cuerpo
argumentativo:
2. En otros
países se ha prohibido la fabricación de etílicos, como la absenta.
2.1. En
España, la costumbre es el macro-botellón que se organiza como fiestas de la
primavera.
2.2. Es
inquietante que no sepamos quiénes los organizan.
2.3. Sólo
importa la provocación ante la autoridad.
3. Los
alcaldes aseguran que no existe legislación para prohibirlos y no hacen nada.
3.1. Tesis: No
es necesaria ninguna legislación porque la calle es de todos.
3.2. El
botellón coarta las libertades y derechos de los ciudadanos.
Se
trata de un texto expositivo-argumentativo. El
autor se dirige al lector habitual del periódico con la finalidad de formar su
opinión. La reflexión es obvia: Está costumbre es incívica, molesta a un alto
porcentaje de la sociedad y, por tanto, debe prohibirse, aunque exista un vacío
legal y no se haya implementado aún ninguna ley que regule la actuación de la
autoridad. La tesis aparece al final del texto, cuando el autor insta a las
autoridades a que actúen y prohíban estos actos que atentan contra los derechos
cívicos.
Elementos
de la comunicación y funciones del lenguaje.
El emisor o
periodista, M. Martin Ferrand se dirige al lector ideal del periódico ABC –un
periódico que tiene una ideología determinada- y le insta a la reflexión sobre
las molestas convocatorias de los botellones. Es evidente que existe una
crítica implícita a la autoridad que, incapaz de tomar medidas, se escuda en la
inexistencia de unas leyes, una actitud que –intuimos- el autor considera poco
valiente. El canal empleado es el papel. En este caso el artículo es publicado
en un periódico que tiene una ideología ultraconservadora, por lo que el autor
presupone el apoyo del lector a sus aseveraciones. En cuanto al código, y pese
al uso del registro estándar, le suponemos
un nivel culto, ya que la variedad de registros es patente en el texto.
Junto a expresiones coloquiales como “colocarse”, aparecen otras, como la referencia
a Paul Verlaine, que presuponen que el lector sabe quién es el personaje. En
cuanto al contexto, el espacio periodístico le obliga al autor a la concisión y
la claridad expositiva. Por otra parte, el contexto social al que hace
referencia es el botellón, una nueva costumbre entre los jóvenes que debe ser
erradicada porque se produce en un espacio público y coarta las libertades de otros
individuos.
Priorizamos
en
el texto el uso de la función apelativa
o conativa, dada la intención del autor, que, no es otra, que mover a la
actuación de las autoridades. Es incuestionable, que en el texto aparece de
forma explícita la función referencial, pues el autor debe informar de los
hechos sucedidos. Pese a la aparente impersonalidad, la implicación del autor
es obvia (“me gustaría saber”…), de ahí la presencia de la
función expresiva. Además, podríamos hablar de una cierta apelación al lector
“ideal” (autoridades- alcaldes), cuando les pregunta sobre la necesidad o no de gestionar una legislación
contra los botellones.
Mari Carmen
Moreno Mozo
No hay comentarios:
Publicar un comentario